Instalar Steam
iniciar sesión | idioma
简体中文 (Chino simplificado) 繁體中文 (Chino tradicional) 日本語 (Japonés) 한국어 (Coreano) ไทย (Tailandés) български (Búlgaro) Čeština (Checo) Dansk (Danés) Deutsch (Alemán) English (Inglés) Español - España Ελληνικά (Griego) Français (Francés) Italiano Bahasa Indonesia (indonesio) Magyar (Húngaro) Nederlands (Holandés) Norsk (Noruego) Polski (Polaco) Português (Portugués de Portugal) Português - Brasil (Portugués - Brasil) Română (Rumano) усский (Ruso) Suomi (Finés) Svenska (Sueco) Türkçe (Turco) Tiếng Việt (Vietnamita) Українська (Ucraniano) Informar de un error de traducción
Sus ojos, cual camaleón, se mecen en hipnóticos bucles que te dejan parapléjico.
El desagradable hedor que desprende de sus axilas comprueba que es de raza pura. Solo aquellos cuya valentía rebase de su cuerpo se atreverán a enfrentarlo, ya que saben el verdadero poder albergado debajo de todas esas capas de grasa.
Estáis avisados caballeros.